sábado, 21 de agosto de 2021

“El zigoto humano es ya un hijo” muere el Profesor Gonzalo Herranz gran defensor de los embriones


¿será verdad todo eso que se dice
y que todo el mundo acepta?
Esos datos, ¿han sido demostrados?,
¿corresponden a hechos observados?,
¿los han comprobado diferentes investigadores?,
¿han superado el proceso de depuración crítica
que han de superar los datos científicos,
para tenerlos al menos como provisionalmente
como verdaderos?
Y, ¿dónde está la bibliografía que los describe?,
¿quiénes son los autores que los determinaron
y los comprobaron?”

Gonzalo Herranz

 


Cuestiones muy críticas formuladas por el Prof. Gonzalo Herranz (1931-2021), uno de los pioneros y máximos exponentes de la Bioética y Ética Médica en España y referente mundial, expuestas en octubre de 2013 en la presentación de su extraordinario libro
El embrión ficticio. Historia crítica de un mito biológico (2013) que siguen hoy vigentes en el terreno de la embriología, incluso extensibles a tantas otras áreas de la ciencia.

En motivo de su triste fallecimiento el mayo pasado a los 90 años de edad, siendo catedrático y profesor emérito de Ética Médica dentro del Departamento de Humanidades y Ética Médica de la Universidad de Navarra, La Vida Intrauterina vuelve a recomendar encarecidamente la noticia El embrión ficticio: historia de un mito biológico, libro de Gonzalo Herranz, publicada en este blog hace 5 años.

 
Hay que plantar cara a temas fuertes”

El eminente Profesor estuvo en primera línea mundial de la defensa del embrión humano frente a colegas de profesión tan renombrados como el nobel Robert Edward, padre de la fecundación in vitro

 

Curiosamente sólo 6 días después de que la Universidad de Navarra anunciara

públicamente su muerte y se hicieran eco, en entornos especializados, de la histórica y encomiable labor de investigación del Dr. Herranz así como de su elevada calidad humana, se publica en el diario El País, al mismo tiempo que en diferentes medios internacionales, la siguiente insultante noticia para la Humanidad: “Los científicos piden investigar embriones de más de 14 días para entender el momento “más importante” del desarrollo humano” con el subtitular: “Un panel internacional de expertos aconseja revisar las leyes actuales y establece líneas rojas a la creación de seres híbridos animal-humano”.



Frente a este nuevo ataque indescriptible al ser humano, disfrazado como siempre de supuesta bondad y que es para salvar vidas y por nuestro bien..... nos queda toda la ardua y gigantesca labor de estudio, reflexión y análisis crítico del Profesor Herranz como afilada herramienta para combatirlo. 

Porque la dignidad del ser humano no caduca ni con el paso del tiempo, ni por mucha nueva tecnología que se invente ni por importantes sumas de dinero de por medio. Ahora más que nunca la férrea e implacable defensa del embrión humano temprano urge ponerse a plena orden del día:

Eso significa, y no es poco,
que las leyes de muchos estados,
los informes de muy afamados comités,
las directrices de ilustres instituciones científicas
y un inmenso acervo de artículos escritos por éticos,
moralistas y juristas
contienen vicios graves
en lo que concierne a su fundamentación embriológica
:
son, por decirlo de algún modo,
hermosos edificios intelectuales construidos sobre arena.
Curiosamente, desde los años 70
no han soplado sobre ellos vientos fuertes que los descuajaran,
ni han caído lluvias que socavaran sus falsos cimientos.
Y siguen ahí.
Mi deseo es que “El embrión ficticio”
fuera el primer embate de una tormenta
que terminara por arruinarlos.

Gonzalo Herranz


Que así sea Maestro Herranz.


Quería poner en claro que los argumentos que deniegan al embrión humano un estatus ético pleno desde el inicio mismo de su desarrollo se apoyan en razones falsas: no se sustentan sobre datos, sino sobre suposiciones. He tratado de mostrar en algunos capítulos del libro, y creo haberlo conseguido, que muchos datos y conceptos biológicos sobre los que aquellos argumentos se fundan son ilusorios; es decir, o son erróneos, o han sido mal interpretados, o simplemente han sido imaginados. De hecho, esos datos no correspondían a hechos reales y que hubieran sido demostrados en el tiempo en que los correspondientes argumentos se crearon. Y, pasados más de cuarenta años, nadie ha podido acreditarlos, hacerlos válidos.”


Esos datos biológicos, nunca comprobados aunque muy difundidos, les proporcionaban una visión reductiva de lo que ocurre en las primeras y decisivas etapas del desarrollo embrionario, una visión que ayudaba a justificar éticamente la contracepción, la fecundación in vitro y la experimentación con embriones. Tal versión, llamémosla oficial, de la biología del embrión pre-implantado ha dominado sin oposición a lo largo de más de tres decenios; nadie se opuso a ella. Y hoy, en 2013, sigue dominando.”


Me puse a buscar, a estudiar, a evaluar críticamente la interminable cadena de trabajos que afirman esos datos, hasta llegar a las publicaciones que están en el origen de ellos. Creo que hice una búsqueda implacable: en buscar, estudiar y evaluar esos muchos centenares de trabajos invertí años: seis al menos. Pienso que, lamentablemente, eso es un lujo que sólo los jubilados tenemos al alcance de la mano. Detrás del libro hay miles de horas de trabajo. Tal es, me parece, el mérito principal de “El embrión ficticio”.”


Hay mucha bioética que está todavía por hacer, y sobre todo “mucho entuerto por desfacer” en la bioética ya hecha. Conviene, por eso, ir a una bioética más robusta, más estudiosa, más largamente pensada; con más carne biológica, con más espíritu crítico y más discernimiento.”

Fuente:

Intervención de Gonzalo Herranz en la Clausura del IX Congreso Nacional de Bioética AEBI 2013

http://aebioetica.org/revistas/2013/24/82/515.pdf


Cuando uno se incorpora a la ciencia, es llevado por la corriente. Uno empieza siendo un aprendiz pasivo. Pero si no se adormece, empieza a ver problemas. Y los problemas piden soluciones. Con respecto a la bioética del embrión, yo fui acumulando sospechas, anotando incongruencias, hasta que un día me dije: esto hay que revisarlo a fondo.”


Hay que olvidarse de la idea de la ciencia como algo puro, objetivo, imparcial. La ciencia de hoy, con su enorme poder y autoridad, es una empresa humana, hecha por personas muy inteligentes, pero muy ambiciosas y, en muchos casos, imbuidas de ideologías sociopolíticas muy definidas. La minusvaloración del embrión humano empezó con los científicos que programaron la contracepción moderna. Sabían que la contracepción causa de modo inevitable la pérdida de embriones humanos: para que pudiese ser aceptada por la sociedad era necesario decir que los embriones perdidos en la contracepción no eran propiamente seres humanos. Ahí empezó todo: los científicos crearon una imagen empobrecida del embrión y se la dieron a los filósofos y teólogos; y estos la aceptaron encantados, pues, de ese modo, la contracepción quedaba libre de la sospecha de destruir embriones.”



[¿Por qué el zigoto es un ser humano?] “Lo es porque el zigoto humano, antes que nada, es ya un hijo, en el que unen dos progenies, dos familias humanas. Al reunir los genomas del padre y de la madre, se hace capaz de adquirir y expresar determinados caracteres hereditarios que justo le entroncan biológicamente con un pasado humano, con unas familias, y que determinan en buena medida su futuro, humano también. Además, la fecundación no solo confiere al zigoto una herencia genética, y un dinamismo para que inicie el desarrollo, sino que lo inserta en un ambiente del que recibe estímulos epigenéticos que le obligan a reaccionar, a adaptarse a situaciones nuevas, a desplegar muchas posibilidades. Y, en el embrión humano, todo esto –genoma, dinamismo de desarrollo, estímulos epigenéticos– es siempre específicamente humano.

*Fuente: Entrevista Gonzalo Herranz, El embrión ficticio

https://www.bioeticaweb.com/gonzalo-herranz-el-embriasn-ficticio/



"(…) cómo el prestigio científico
es capaz de destruir
no solamente la fibra moral
sino la resistencia
o el buen juicio crítico de la gente.”



La biología académica de hoy asegura que la capacidad de gemelarse se inicia al día siguiente a la fecundación, cuando el cigoto se divide en los dos primeros blastómeros, y se extingue el día 14, cuando hace su aparición la estría primitiva. Dentro de esas dos semanas –prosigue la biología académica– la diferente estructura de las envolturas fetales nos revela cuando tuvo lugar la partición. Es un calendario ya clásico, aunque con curiosas variantes de unos autores a otros: la escisión en la fase de segmentación blastomérica, días 2 y 3, origina gemelos dicoriónico-diamnióticos. La escisión de la masa celular interna del blastocisto antes de iniciada la formación del amnios, (días 4 a 8) redunda en gemelos monocoriónico-diamnióticos. Si, lo que ocurre pocas veces, la escisión se retrasa y tiene lugar entre los días 9 y 13, se forman gemelos monocoriónico-monoamnióticos. Finalmente, la escisión más tardía aún del esbozo embrionario, el día 14 o después, suele ser incompleta y determina la producción de siameses, gemelos unidos. Esta descripción suele narrarse en estilo aseverativo, como si se estuviera describiendo hechos.

Pero, ¿corresponden a hechos verdaderos, observados, comprobados experimentalmente? La respuesta es no: no sabemos si las cosas pasan así. Lo que se afirma es una conjetura, muy lógica y racional, pero conjetura, cosa imaginada, no vista.

El calendario citado nació de un modelo hipotético, imaginado en 1922 por G. W. Corner, y publicado en un artículo sobre gemelación monocoriónica en el cerdo. El modelo ponía en relación la estructura de las membranas fetales (corionicidad, amnionicidad) con diferentes momentos hipotéticos de la duplicación embrionaria. El autor lo presentó como un ejercicio especulativo, como mera sugerencia. Lo introdujo al final de la discusión de su artículo con estas palabras: “Voy a permitirme ahora un breve ejercicio de imaginación sobre la morfogénesis de los gemelos monocoriónicos humanos”. Unía en su hipótesis dos modelos de gemelación: la diamniótica del cerdo (estudiada por él en ese artículo) y la monoamniótica del armadillo, estudiada por Paterson. La hipótesis no era absolutamente original. Corner supo traducir a coordenadas imaginadas de tiempo las coordenadas topográficas que, antes de él, había imaginado, para explicar la gemelación monocigótica otros autores.

La ingeniosa, brillante, teoría de Corner se convirtió con el paso de los años en ortodoxia consolidada. Fue enriquecida con la inclusión de los gemelos monocigóticos dicoriónicos (en 1922, se pensaba que los gemelos dicoriónicos eran, sin excepción, dicigóticos). Hoy el modelo de Corner es icono oficial, paradigma indiscutido, y dogma que no ha generado herejes. Y, sin embargo, el propio Corner, 33 años más tarde, en 1955, seguía reconociendo su carácter artificial, especulativo: “los embriólogos y obstetras hemos construido con lápiz y papel la teoría morfológica de la gemelación uniovular, trazando los diferentes modos que podría seguir el cigoto para desarrollar al final dos embriones. Todo eso está en los manuales. Se ha elaborado, sin embargo, mediante meras conjeturas a partir de la estructura de la placenta y las envolturas fetales…”

Nadie, hasta el día de hoy, ha corroborado la teoría con pruebas. Pero sigue gozando de credibilidad general. Que yo sepa, nadie por ahí ha tenido la audacia de ponerla en tela de juicio. Las consecuencias de un conformismo tan complaciente están, sin embargo, a la vista: no ha habido investigación, estamos donde estábamos en 1922: en la línea de salida. Parece ser que en el origen de toda investigación alguien tiene plantearse una duda, hacerse una pregunta, romper esquemas. Pero aquí nadie lo ha hecho. Es inaudito que, en un mundo tan innovador y progresista como es el de la biomedicina, un modelo teórico no haya sido ni corroborado ni refutado por casi nueve decenios. Es como si estuviéramos en el tiempo de la astronomía geocéntrica de Tolomeo.

La cosa tiene, sin embargo, una disculpa, una explicación: nadie ha observado, ni podrá probablemente observar nunca, in vivo, el proceso de escisión embrionaria que se da en la trompa o en el útero de la mujer. No obstante, en la práctica clínica de la reproducción asistida se han examinado centenares de miles de cigotos, mórulas y blastocistos humanos in vitro. Y nadie ha aportado datos, y menos todavía datos fiables, sobre la cronología de la gemelación, y eso que, por mecanismos todavía no aclarados, la FIV provoca un notable incremento de la gemelación monocigótica. Hay muchos artículos publicados sobre ese fenómeno y sus posibles causas. Pero ninguna ha sido comprobada. En concreto, no se ha dado un paso adelante para esclarecer el momento en que se produce la escisión del embrión.


Tengo la esperanza de que el venerable modelo de Corner se vaya viniendo abajo poco a poco. No tiene en cuenta la complejidad espacial del embrión. Quizás en embriología humana opere también una ley similar a la de la cristalografía, que establece que, por encima de un nivel determinado de complejidad, la gemelación de cristales ya no es posible. Es más lógico sospechar que la escisión gemelar se produzca en la primera, o en las pocas primeras divisiones blastoméricas. Sabemos que el embrión ya en sus inicios tiene polos y planos, que es asimétrico, que los primeros blastómeros no son equivalentes. Esta imagen nueva contrasta con la del embrión “amorfo”, homogéneo, hecho de elementos iguales entre sí y totipotenciales, que podrían separarse en grupos casuales, capaces en cualquier momento de establecer cada uno dos sistemas nuevos y completos de simetría corporal, dos conjuntos de ejes en las tres direcciones del espacio. Sabemos que, en el embrión, las decisiones moleculares se toman mucho antes de que se manifiesten los efectos morfológicos. Es en los primeros días, probablemente en el primer día estando todavía el embrión dentro de la pelúcida, cuando decide molecularmente los ejes y planos del cuerpo, y sabemos que sus consecuencias formales sólo se hacen visibles tras la eclosión.

Si, como es razonable pensar, la gemelación está ya presente en la primera división del zigoto, se resolverían muchos problemas ontológicos y recuperaríamos para el embrión una morfogénesis sencilla. La gemelación vendría a ser un fenómeno que se da en el curso de la fecundación y no después. Esta se inicia con la penetración del espermio y se cumple, queda realizada con la primera división celular del zigoto. De ordinario, esa división origina los dos primeros blastómeros. Pero en la gemelación monozigótica, esa división produce dos zigotos. Cada gemelo, prosigue autónomamente su desarrollo: cada uno decide su propio desarrollo.

Esta teoría arrumba el modelo teórico de la escisión en diferentes etapas (dos blastómeros, mórula, blastocisto inicial, blastocisto tardío, disco embrionario), y coloca en su lugar un modelo teórico de fusión de membranas. Confío en que, en un futuro no muy lejano, alguien pueda cartografiar un mapa de marcadores moleculares nos muestren que ya desde el principio hay dos embriones engendrados ex inicio, en la fecundación.

En conclusión: La cronología del ortodoxo modelo diseñado por Corner sigue siendo hoy una mera hipótesis, nunca demostrada. Los 14 días son un mito. No es lícito convertirlo en un relato factual. Es abusivo esgrimirlo en el debate bioético en apoyo de la tremenda afirmación de que el comienzo de la vida humana deba retrasarse a 14 días después de la fecundación. Es, insisto, una inferencia desproporcionada, despótica.”

La biología de la bioética: usos y abusos de los datos científicos, conferencia de Gonzalo Herranz

http://aebioetica.org/revistas/2011/22/2/75/151.pdf

https://www.youtube.com/watch?v=smW_clKa1fw



Artículos y recopilatorios:

*El Embrión ficticio: Historia de un mito biológico. El autor explica su libro

http://aebioetica.org/revistas/2014/25/84/299.pdf

*G. Herranz: The timing of monozygotic twinning: a criticism of the common model. Zygote (2013).

https://www.unav.edu/documents/18304422/18303355/timing.pdf

*Nueva teoría sobre los gemelos monozigóticos Persona y bioética 2017

http://www.scielo.org.co/pdf/pebi/v21n2/0123-3122-pebi-21-02-00344.pdf


*"In memoriam" Prof. Dr. Gonzalo Herranz Rodríguez. Publicaciones en Cuadernos de Bioética

http://aebioetica.org/cuadernos-de-bioetica/in-memoriam-prof-dr-gonzalo-herranz-rodr%C3%ADguez.html

*Conferencias sobre ética médica de Gonzalo Herranz

https://www.unav.edu/web/unidad-de-humanidades-y-etica-medica/material-de-bioetica/conferencias-sobre-etica-medica-de-gonzalo-herranz

*Publicaciones científicas Reserchgate:

https://www.researchgate.net/profile/Gonzalo-Herranz

*Artículos de revistas Dialnet:

https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=1193222





“En bioética,
los científicos actuaron como oráculos;
y los no-científicos creyeron a ciegas
en lo que aquellos les decían.”

Prof. Gonzalo Herranz