“Juan a los cinco años
se arranca las pestañas.
Cuando tiene que entrar al colegio,
llora desconsoladamente
se arranca las pestañas.
Cuando tiene que entrar al colegio,
llora desconsoladamente
y su aprendizaje se encuentra
interferido por la angustia:
Juan no puede ver puntas,
desvía la mirada
cuando ve una en una mesa,
en un mueble o en la punta del lápiz
con que está aprendiendo a escribir
en el colegio.”
Diana Cornejo de Baumann
interferido por la angustia:
Juan no puede ver puntas,
desvía la mirada
cuando ve una en una mesa,
en un mueble o en la punta del lápiz
con que está aprendiendo a escribir
en el colegio.”
Diana Cornejo de Baumann
Una nueva verdad desagradable espera poder sacudir el adormecimiento de la Humanidad. La barbaridad y el mega negocio de las Técnicas de Reproducción Asistida y su papel clave en la agenda del NWO (Nuevo Orden Mundial ) para controlar al ser humano desde sus mismos cimientos. Ya hay abundantes estudios científicos que demuestran el riesgo mayor de padecer enfermedades y malformaciones entre los intervenidos por estas técnicas frente a las personas concebidas y gestadas de forma natural, pero estas publicaciones siguen sin interesar a los medios... (Las Técnicas de Reproducción Asistida: "De una solución provisional a la esterilidad a programación de la Humanidad").
Y es que esta tecnología no sólo afecta gravemente la salud físca y emocional de las personas sino que también afecta negativamente su salud psíquica y espiritual, programando su guión de vida inconsciente. A cuentagotas, a medida que los mismos profesionales de la salud se van abriendo a la existencia de la consciencia humana prenatal y perinatal y van siendo capaces de acompañar a los pacientes a acercarse a la verdadera raíz de sus problemas, se van manifestando nuevos casos que se vinculan claramente con estas intervenciones, alabadas en nombre del “progreso”.
Esta es la historia de Juan, un niño de 5 años superviviente de la manipulación de las técnicas de reproducción asistida y testimonio del aborto múltiple de 3 de sus 5 hermanitos en el útero
(por cierto, sin contar los que seguramente se murieron por el camino en este juego de "experimentación directa con humanos", que queda ocultado bajo eufemismos como "óvulos fecundados" o "reducciones de embriones fecundados", donde “la investigación con los embriones se lleva a cabo directamente sobre ellos, cambiando las condiciones de las técnicas sin experimentación previas en animales, y con carácter retroactivo" (Dra. Natalia López Moratalla).
Queda tan evidente que la problemática actual de este niño está relacionada directamente con las técnicas de reproducción asistida que representa un testimonio importantísimo que la población debe conocer. Lo relata la psicóloga y terapeuta infantil Diana Cornejo de Baumann en el libro El gemelo solitario, nueva publicación de Peter Bourquin y Carmen Cortés centrada en la sanación de las personas que perdieron a su gemelo antes de nacer:
“¿Cuáles son las relaciones que se establecen entre estos hermanos desde el vientre materno? ¿Cómo viven los niños supervivientes esta primera experiencia? Y ¿Qué ocurre con los hermanos muertos?
Quiero compartir la experiencia de uno de estos niños que vivieron en el vientre materno la vivencia límite de pérdida de varios de sus hermanos antes de nacer, y cómo este niño, a quien podemos llamar un superviviente, seguía unido a sus hermanos muertos, cargando con ellos en el quehacer de su propia vida. Este niño no sabía que en su experiencia dentro del útero había vivido la muerte de sus hermanos; pero los 'imaginaba', es decir, que dentro de su mente y su alma cargaba con estos hermanos. Vivir esta primera experiencia a una edad tan temprana, ya que aún no había nacido, lo marcó de tal modo que años después presenta síntomas donde los hermanos 'imaginados' continúan presentes en él como una sombra pesada.
Quiero explicarles el sentido de los juegos, construcciones o dibujos en la terapia infantil, ya que son imaginados y creados por los niños a partir de representaciones de su mundo interno. En ellos se puede ver lo que está ocurriendo en la persona más allá de su síntoma en el aquí y ahora, como comunicaciones de aquello que aún no tiene palabra.
Juan fue concebido junto a otros cinco hermanitos. Sin embargo los doctores ven que no hay posibilidad de que, con las dimensiones del útero de mamá, puedan sobrevivir los seis. Al mes de la concepción se decide 'una reducción del número de embriones fecundados' (este es el término técnico) por lo que se pasan unas agujas a tres de los seis óvulos fecundados, de manera que solo continúan con el proceso de gestación tres de ellos. Finalmente llegan a nacer dos bebés, Juan y una hermana.
Juan a los cinco años se arranca las pestañas. Cuando tiene que entrar al colegio, llora desconsoladamente y su aprendizaje se encuentra interferido por la angustia: Juan no puede ver puntas, desvía la mirada cuando ve una en una mesa, en un mueble o en la punta del lápiz con que está aprendiendo a escribir en el colegio.
Su primer juego conmigo duró varias sesiones: Juan quería poder construir un nido para seis huevitos; él contaba que de los huevos iban a nacer pajaritos con los ojos azules -como los suyos.
No le basó el nido para los seis huevos, necesitó hacer luego una casa de madera y después otra casa más encima para que estuviera más segura. Una casa que 'nadie pueda nunca alcanzar'.
A Juan nunca le han contado su historia dentro del útero, sin embargo en su mundo interno la sombra de estos hermanos continúa presente. Ante la sensación de precariedad y peligro de la propia vida, la suya y la de los otros, Juan siente una fuerte necesidad de tener que conseguir un alojamiento seguro para todos y defenderse de todo aquello que pueda ser puntiagudo e iriente.
Juan nos muestra así cómo él revive continuamente la historia de sus hermanos y la experiencia de haber sentido cómo eran violentamente arrancados. Pero lo más importante es que en su interior no tiene claro sus límites sobre quién es él: si él es quien murió o quien consiguió vivir.
Por lo tanto, Juan necesita saber su historia, saber que tuvo otros hermanos y que ellos no pudieron vivir, y poder compartir con sus padres la ausencia de sus hermanos. Para no cargar con ellos, tiene que realizar el proceso de poder despedirse y reconocer que él sí está vivo. Solo así podrá dejar de cargar a sus hermanitos como si fueran una parte suya y empezará a vivenciar que es a él a quien le toca vivir.”
Diana Cornejo de Baumann
Extraído del libro El gemelo solitario, de Peter Bourquin y Carmen Cortés
Editorial Desclée de Brouwer
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