El doctor Thomas R. Verny, psiquiatra y fundador de la Asociación Norteamericana de Psicología Prenatal y Perinatal desarma en uno de sus libros la famosa interpretación de Freud de forma tan sencilla, luminosa y transparente como poderosamente aplastante:
"A pesar de las evidencias, son muchos los que se resisten a creer que la comunicación entre los padres y el futuro bebé sienta las bases de su relación después del parto y en todos los años venideros. El propio Freud, centrado como estaba en el impacto de acontecimientos posteriores, pasó por alto la importancia de la relación entre los padres y el futuro bebé. Pero nunca se me hizo su error tan evidente como hasta hace poco, durante una representación de la tragedia griega Edipo rey. A medida que la obra avanzaba, me fui dando cuenta de que Freud, que popularizó el término 'complejo de Edipo', no entendió el verdadero significado de este trágico relato.
"A pesar de las evidencias, son muchos los que se resisten a creer que la comunicación entre los padres y el futuro bebé sienta las bases de su relación después del parto y en todos los años venideros. El propio Freud, centrado como estaba en el impacto de acontecimientos posteriores, pasó por alto la importancia de la relación entre los padres y el futuro bebé. Pero nunca se me hizo su error tan evidente como hasta hace poco, durante una representación de la tragedia griega Edipo rey. A medida que la obra avanzaba, me fui dando cuenta de que Freud, que popularizó el término 'complejo de Edipo', no entendió el verdadero significado de este trágico relato.
Edipo, como la mayoría recordaréis, era el hijo de Layo y Yocasta, reyes de Tebas. Desde casi el principio de su unión, la pareja real pareció estar condenada. La revelación del oráculo que aseguraba que Layo moriría a manos de su hijo fue su perdición. Para evitar que esta horrible predicción se cumpliera, el rey decidió abstenerse de tener contacto sexual con Yocasta. Pero una noche cedió, porque la reina, con sus artes, consiguió emborracharlo.
La reina quedó encinta, como era su deseo. Intentando evitar su desgracia, el rey le ordenó que se deshiciera de su hijo al nacer. Yocasta, obediente, le entregó el niño a un criado y le ordenó que lo expusiera a los elementos y lo dejara morir. El criado colgó al pequeño de los pies en un árbol del monte Citeron. Allí lo encontró un pastor, que lo llevó ante Polibo, rey de Corinto, quien lo adoptó como suyo, pues no tenía hijos, y lo llamó Edipo, que en griego significa 'pies hinchados'.
Al interpretar el mito, Freud afirmaba que Edipo albergaba el deseo inconsciente de tener relaciones íntimas con su madre y de matar a su padre. Pero a Freud se le escapó lo más obvio, y no reconoció el tormento por el que el pequeño Edipo debió de pasar antes e inmediatamente después de su nacimiento. Después de que su padre intentara matarlo y de que su madre lo traicionara y lo abandonara, lo colgaron de los pies para dejarlo morir. Aunque más tarde fue adoptado, se le mantuvieron ocultos sus orígenes.
Digan lo que digan los psicoanalistas sobre el amor de los niños por sus madres, en el caso de Edipo tenemos a un hombre muy traumatizado por acontecimientos que tuvieron lugar antes e inmediatamente después de su nacimiento. En mi consulta psiquiátrica observo con frecuencia el mismo fenómeno."
Dr. Thomas R. Verny y Pamela Weintraub
El futuro bebé. Arte y ciencia de ser padres,
ed. de bolsillo Books4pocket
(extracto pags. 93-94)
¿"Deseo inconsciente de tener relaciones íntimas con su madre y de matar a su padre" o simplemente necesidad física-emocional-mental-espiritual de ser concebido, gestado, parido, amamantado y criado con Amor, Respeto e Integridad por las dos únicas personas que la Naturaleza ha dispuesto para acoger esa nueva vida humana en la Tierra, manifestaciones de la Energía Universal en forma de madre y de padre? Todo lo natural y sano que falte en este periodo se va a echar en falta después sin tener conciencia de ello, configurando la personalidad y el guión de vida inconsciente de esa persona hasta que su malestar sea tan grande que no pueda ser aplacado más con sucedáneos externos y decida resolverlo recorriendo el tortuoso, aunque liberador, camino interior de descubrir la dolorosa verdad y sentir la inmensidad de la carencia.
¿Vamos a cuidar esta etapa primal del ser humano como el tesoro más sagrado que nos es concedido o preferimos montones de años de elucubraciones teóricas y de aberraciones prácticas en nombre del inexistente "complejo de Edipo" para su supuesta curación, individuos infelices, relaciones enfermizas y una sociedad decadente, deshumanizada y sin norte?
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